Francisco Rubén Flores Sosa, Mercadotecnia 2014
Productor Ejecutivo en A Tempo, productora teatral
Entrevista en la revista Generación Anáhuac No. 181
Actualmente estudiante de la Maestría en Dirección de Artes Escénicas de la Accademia Teatro Alla Scala, en Milán; desde los 22 años Rubén Flores se ha abierto camino como productor de ópera, llevándolo a colaborar en Bellas Artes en más de 20 títulos y a ser director de escena de Las Bodas de Fígaro, presentada por la Orquesta Sinfónica de Xalapa.
¿Cómo fue tu experiencia en la Anáhuac?
Mi experiencia en la Anáhuac fue vivir un sueño de muchos años; un sueño de niño que se hizo realidad y cumplió mis expectativas. Antes de entrar a la Universidad, cuando me preparaba para elegir una, tuve la suerte de que mis papás fueran abiertos a dejarme tomar decisiones, nunca me presionaron para irme a algún lado o a elegir alguna carrera. Tuve la oportunidad de cerrar los ojos y soñar, preguntarme dónde “me veo estudiando los próximos 4 años”. Un año antes, cuando descubrí la carrera y la escuela dije “sí, por supuesto que me veo ahí llegando a la Universidad Anáhuac Xalapa en la mañana con mi café”.
Pienso en la Anáhuac y visualizo el sol de las mañanas y el frío de las clases a las 7 de la mañana. Siempre fue una sensación de estar viviendo un sueño de mucho tiempo, que se veía materializado en los salones, el ambiente, mis amigos; siempre fue un sentimiento increíble.
¿Cómo ha sido tu experiencia profesional?
En la Anáhuac nos forman con excelencia y eso se refleja profesionalmente. En mi formación en la Universidad yo no me podría haber permitido presentar una impresión engrapada mal o en blanco y negro. El esfuerzo por el proyecto era parte de lo que nos enseñaron, porque es dar lo mejor de nosotros. Esto lo veo reflejado en todo momento buscando siempre dar el extra de forma divertida. Si te piden un inventario, esforzarte por hacer el mejor del mundo y entregarlo a tiempo, porque eso fue a lo que nos acostumbraron.
Además de ello en la Universidad nos prepararon para desarrollar habilidades sociales; nos prepararon para presentar un proyecto, para defender una idea, para analizar. Esa es una cualidad que se nota muchísimo y he sentido esa bendición de haber sido guiado por la forma de pensar Anáhuac, porque me ha servido mucho en mi día a día y profesionalmente.
He visto la diferencia de gente que a veces tiene grandes ideas, pero no sabe transmitirlas o que tiene un proyecto excelente, pero no sabe hacia dónde moverse y considero que el saber defender nuestras ideas nos hace “ser Anáhuac”, ser muy especiales por desarrollar en nosotros la parte de ir, investigar, buscar lo que queremos.
¿Qué retos enfrenta tu industria actualmente y cómo piensas superarlos?
Los retos son atraer y formar nuevos públicos. Creo que la producción, en todos los aspectos: cultural, música clásica o producción de industria musical; debe de ir de la mano con la educación musical. Si no formamos a las nuevas generaciones, perdemos futuros clientes y perdemos la oportunidad de desarrollar nuevas cosas.
Sin embargo, hace unos meses la respuesta sería un poco diferente porque ahora es un tiempo muy especial. Ahora el mayor reto va a ser regresar a los escenarios, a los teatros como los conocíamos antes. El reto es explorar las nuevas opciones, ahora que hemos tenido que crear una vida digital de una forma tan rápida. Tal vez sí estás presentando un espectáculo en vivo con esa magia tan especial, pero ahora con todo lo que la tecnología nos ofrece y nos ha obligado a acostumbrarnos; sería muy interesante conocer nuevas propuestas en materia de producción y de creación, existen infinidad posibilidades de exploración artística sobre lo que estamos viviendo.
¿Cuál es el mejor consejo que le puedes dar a los estudiantes universitarios?
Que sueñen en grande y que se avienten a realizar sus sueños, que no esperen a que las oportunidades lleguen y que creen sus propias oportunidades.
Creo que todos pasamos por esta etapa de duda en la que no sabemos si algo es para nosotros o si deberíamos estar haciendo otra cosa. Con los años te detienes
a analizar y pensar a dónde te llevó tu carrera haciendo lo que te gusta, no estando ni frustrado ni triste. Nadie sabe la receta de la vida perfecta pero el instinto para tomar decisiones arriesgadas, pero bien fundamentadas, de aplicar lo que has aprendido y sentir que vas bien, es incomparable.
¿De qué manera consideras que tu formación de mercadólogo va de la mano con tu trabajo como productor de ópera?
A mis amigos les da risa esta modalidad de mercadotecnia aplicada en la producción, porque los mercadólogos vemos posibilidades en todo. Los mercadólogos nos formamos en cómo vender una idea y al final lo que nos enseñan es que no vendes un producto o un servicio, sino que vendes una experiencia y es lo que buscamos todo el tiempo. Con los trabajos que he hecho siempre trato de proyectar esta experiencia.
La cuestión de la dirección de escena con “Las Bodas de Fígaro” podría parecer que no tienen nada que ver con la mercadotecnia, pero me fue de gran utilidad crear un concepto y combinarlo con otras habilidades como la música, el teatro, la mercadotecnia, comunicación, la proyección. Es un todo.
Cuando les decía “soy productor de ópera y estudié mercadotecnia”, me preguntaban si me había dedicado a la producción porque no me gustaba mi carrera. Yo les contesto que no, que es lo contrario, estudié mercadotecnia porque quería ser productor.
¿Cómo decidiste ser productor de ópera y qué papel juega la Universidad en tu decisión?
A mitad de la carrera descubrí que quería ser productor de ópera porque englobaba todo lo que me gustaba de la vida, mis inquietudes artísticas con mis ganas de crear cosas visuales, eso es lo que me llenaba.
Cuanto estaba en séptimo semestre de la universidad, necesitábamos titularnos por medio de un proyecto de negocio que estuvo increíble, estaba muy emocionado. La idea era desarrollar un modelo de negocio para la empresa que nosotros quisiéramos y yo siempre he tenido esta idea de que, si quiero hacer algo, debo intentarlo. Hicimos análisis financiero, de riesgo, de mercado, contable, proyecciones, y de pronto comenzando octavo semestre yo ya tenía en papel un sueño, sabiendo que ya lo podía llevar a la práctica.
La mercadotecnia me ayudó a comenzar a ser productor, desde plantear el modelo de negocio, pensar qué necesito, cuánto dinero, a quién le voy a pagar, de dónde conseguir recursos, hasta hacer relaciones públicas, vender la idea, conseguir patrocinadores, ver mi target. Todo eso me lo dio la mercadotecnia y lo amo.
Por supuesto que al mencionar que era alumno de la Universidad Anáhuac Xalapa influyó considerablemente para poder conseguir patrocinadores o algunos contactos. Tuve una cadena de respaldos institucionales que se fueron uniendo para hacer todo posible y una semana después de mi último examen de la universidad, se presentó la primera función de la primera ópera que hice.
¿Qué consejo le darías al “Rubén Flores” de primer semestre?
Le diría que intente disfrutar un poco más sus clases de economía. Le diría que disfrute más todo su proceso universitario y que no se desespere; que disfrute este tiempo y que aprenda lo más que pueda dentro y fuera del salón.
Si pudieras revivir un momento que viviste en la Universidad, ¿qué momento sería?
Para un evento de orientación vocacional, nuestro coordinador nos pidió dar un pequeño taller en un salón para los chicos que nos visitaban y montamos una agencia de mercadotecnia. Teníamos fotos de campañas y notas, como si fuera una agencia creativa. Para nosotros fue como un juego donde asumimos cada puesto y fue increíble ver a los chicos emocionados y ver inclusive a otros que se dieron cuenta de que esa carrera no era lo suyo. Finalmente los ayudamos a tomar una decisión y para mí fue valioso aportarles eso en esa etapa tan importante.
Profesionalmente, ¿qué proyecto tienes en puerta?
El 2020 fue un año de muchos retos para todos y lo que viví en ese año me dio la posibilidad de empezar un proyecto que tenía mucho tiempo que quería realizar, al cual necesitaba dedicarle tiempo para armarlo, buscar los materiales, los lugares, y sobre todo lograr transmitir una experiencia.
Comencé a poner a la venta una selección mis fotografías de lugares emblemáticos y momentos importantes para mí, como fotografías del Teatro Alla Scalla de Milán, fotografías de la Ópera de París y de la explanada de la Ópera de Bellas Artes, entre otras. Siempre he sido de crear lugares en los que me sienta a gusto y cada espacio debe ser especial, por lo que el objetivo de estos cuadros es que estos elementos aporten belleza a la vida cotidiana del usuario y que lo invite a seguir soñando.
Cada cuadro trae un certificado de autenticidad que le da un valor agregado como pieza de colección, es decir, es una pieza de arte que en unos años valdrá más de lo que pagaron por ella; los invito a seguirme en mis redes sociales para conocer más sobre este gran proyecto que realizo con mucho gusto y dedicación.