El pasado 12 de diciembre, la comunidad universitaria estuvo de gran fiesta porque la virgencita del Tepeyac se dejó visitar en la gruta que cobija a la imagen de nuestra Santísima Reina de Guadalupe. Este lugar fue construido ex profeso para que Ella nos cuide y con su inmaculado manto dé confort a la Universidad Anáhuac Xalapa. Estuvimos de fiesta, y desde muy temprano los jardines universitarios se arreglaron para recibir el altar donde el capellán de la Universidad oficiaría la Santa Misa en honor a la Madre de Dios. Sencilla, pero emotiva por las palabras ahí vertidas: “mi niña”, “¿Qué no estoy yo aquí que soy tu madre?” Imaginarse la atracción de empatía que nuestra Madre le reflejaba a Juan Diego para que este la nombrara de esa manera: “mi niña2, pues es inefable el espectáculo físico de la presencia de la Reina del Cielo aquí en la tierra. Imaginarse que así la virgencita había decidido vivir en el Tepeyac, cuando a Juan Diego Ella lo intercepta y le dice: ¿qué no soy tu madre?
Y luego las mañanitas que cantaba el rey David fueron entonadas por toda la Comunidad Universitaria, y la virgen nos tomó de instrumento para que todos los estudiantes fuesen los constructores de esta fiesta en su honor, pues el que trajo el pan o el chocolate, o el que cantó con una artística voz para acompañar el Santo Sacrificio, o las universitarias que con brillante sincronización bailaron en su honor: nuestra madrecita adorada, la Virgen de Guadalupe; además de los que con instrumentos en mano musicalmente nos condujeron para cantarle con amor a la Madre de Dios, que al final nos regaló una rosa con un mensaje, recordándonos a cada uno, alguno de los muchos atributos que de Ella sabemos: Estrella de la mañana. Salud de los enfermos. Refugio de los afligidos…
Madre Santa, todo México celebra con júbilo tu glorioso día. Y por eso aprovechamos este momento para rogarte que sigas cuidando de la juventud que puebla el campus universitario de la Anáhuac Xalapa.